Diario de Cooperación (II)
Cuando llegamos a Nepal, el principal objetivo que nos planteamos fue el de encontrar una escuela con la que cooperar. En ONG Bahadur Social Project, cuando comenzamos a trabajar con una escuela lo hacemos con sus comunidades también, implementando un programa de desarrollo que permita a las familias asegurar la educación de sus hijos, generalmente vinculado al ámbito rural. Por ello, es importante seleccionar muy cuidadosamente aquellos con los que vamos a trabajar, ya que es uno de los mayores determinantes de éxito. ¿Cómo lo hacemos? Antes de dar ningún paso entrevistamos a las comunidades, y los factores que tenemos en cuenta son los siguientes: los recursos naturales de la zona, que definen la esencia del programa; las necesidades locales, que nos permitirán establecer nuestras expectativas; o las capacidades del personal local, dado que ellos deben liderar el proceso de cambio. Estos indicadores son los que tenemos en cuenta, entre muchos otros.
Hasta aquí el resultado es similar allá donde vayas, ahora viene un factor diferencial, que es de vital importancia: ¿Qué es el éxito? ¿Lo que para mí será un logro lo será para ti también? ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a trabajar para alcanzar determinados resultados? Este es uno de los detonantes de cualquier proyecto de cooperación: establecer un objetivo común que asegure que ambas partes compartirán esfuerzos y remarán en una misma dirección. Y este es uno de los puntos donde se corre el riesgo de fracasar: comenzar sin evaluar el interés y los medios que las comunidades están dispuestas a emplear. Factores que pueden parecer obvios, pero en muchas ocasiones se pasan por alto, asumiendo que la población local nos seguirá incondicionalmente.
¿Pero, cuánto dinero nos vais a dar?
Una de las principales preguntas a las que nos enfrentábamos cuando visitábamos comunidades rurales era: ¿pero, cuánto dinero nos vais a dar? Nosotros nos quedábamos sorprendidos y contestábamos: No, no, nosotros no damos dinero, formamos a profesores. Entonces es cuando algunas sonrisas se comenzaban a borrar.
Hay que entender que cuando algo no funciona debemos encontrar una manera diferente de hacer las cosas, lo que en muchos casos supone un sobreesfuerzo, como mínimo hasta que nos hayamos habituado a la nueva dinámica. Nepal es uno de los países en vías de desarrollo con más ONG por habitante[1], y en general muchas pequeñas organizaciones han basado sus actuaciones en enfrentar los problemas locales con recursos y conocimientos externos, lo que en muchos casos ha dado paso a un sistema de dependencia, en el que las familias y comunidades esperan beneficios directos, tales como dinero o que los forasteros construyan sus casas o escuelas.
Y cuando me topo con estas situaciones me convenzo todavía más de que, en cooperación, hay que emplear recursos y conocimientos locales para afrontar problemas locales, porque cooperar, a fin de cuentas, es trabajar juntos para alcanzar un objetivo común, por lo que en lugar de poner dinero como solución a un problema, tal vez sea más acertado emplear ese dinero en recursos que propongan una mejora capaz de mantenerse a lo largo del tiempo, una mejora liderada por el personal local, de manera que no solo propongamos una alternativa, sino un modo de empoderar a las familias y comunidades y, para ello, es de vital importancia escuchar a los individuos con los que trabajamos antes de fijar ninguna actuación u objetivo.